Pensar en la función educativa en los Servicios Sociales nos enfrenta a algunos obstáculos que debemos sortear, pensar, atravesar…para que algo de la apertura a un espacio educativo se pueda posibilitar.
El encargo para el
educador de los servicios sociales es la “promoción del sujeto y su
incorporación a redes culturales”, pero en el día a día de la práctica, el
encargo (que podemos definir como objetivo principal o misión del educador) se
diluye, se aplasta e incluso se olvida …¿dónde
queda el encargo? La práctica educativa queda colonizada en un flujo de ir
y venir de quejas, demandas, urgencias, alarmas, indicadores de riesgo, gestión
de recursos, estrategias de control... Me parece interesante la afirmación de
Senen Roy cuando define respecto al encargo; ”el encargo es un enigma y como tal no puede ser plenamente revelado. El
encargo no es un objeto sólido, que pueda ser entregado y recibido, es una
construcción frágil que debe ser cimentada, arropada, sostenida, para que
llegue a cuajar.” (p.132, 2012)[1]. Entiendo
que de un lado es fundamental que para que algo del encargo entre en
circulación se hace necesario la GENERACIÓN DE CONTEXTOS que lo
sostengan. Algunas reflexiones sobre el
escenario:
La tarea del educador en los SSB se inscribe
en la narrativa del discurso social.
Podemos hablar de un discurso social que genera asistencialismo, dependencia,
….y que se sostiene en la concepción de un sujeto que se define a partir de
unos “problemas” que desde el dispositivo hay que “resolver” o bien, desde unas
“carencias” que desde el dispositivo hay que “satisfacer”. Por tanto la función
de los profesionales de los SSB bascula entre la operativa[2] de buscar soluciones y
satisfacer necesidades.
En este marco los educadores nos la tenemos
que apañar para hacer un lugar a la tarea de educar, a menudo difícil de
ejercer y todavía más de conceptualizar. [3]
Analicemos esta cuestión desde una perspectiva
más amplia (actualidad de época):
Tal y como que postula Illiouz (2010)[4]La
narrativa del discurso social se fundamenta en la lógica de un sujeto que pierde sus conexiones con la cultura, el yo se ha integrado en las instituciones
de la modernidad haciendo que la cultura pierda su poder de trascendencia,
prevalece el valor de la persona, sus valores, sus emociones, su capacidad
para controlar impulsos,…(diversos ámbitos de la vida). “El yo se ha retirado dentro de su caparazón
vacio, al hacernos un llamamiento a retirarnos dentro de nosotros mismos , la
doctrina terapéutica nos ha hecho abandonar los grandes mundos de la ciudadanía
y la política, y no puede proporcionarnos un modo inteligible de conectar el yo
privado con la esfera pública, porqué ha vaciado al yo de su contenido
comunitario y político, reemplazándolo por su preocupación narcisista por sí
mismo.”(23;2010).
Afirmación que contiene una lógica que invade
instituciones diversas y pensamientos varios, el de los propios educadores, en
los que no solo se borra la relación con la cultura, sino que ni siquiera
se contempla. Abundamos en el caparazón vacío en el que el sujeto lo que debe
hacer es estar en equilibrio consigo mismo, controlar sus impulsos y actuar
según unos valores morales… Podemos ver como aquí se anuda un grave obstáculo
para el trabajo educativo (siempre que partamos de la concepción de la
educación que pretende poner al sujeto en relación a la cultura).
¿Cuáles son entonces las referencias para los educadores? Véamos desde la lógica de la institución. En los SSB las referencias van
al encuentro de lógicas operativas, de gestión,… para “resolver” o
“satisfacer”. Se producen verdaderas dificultades para conceptualizar la
práctica. Como señala un estudio realizado por los SSB del Ayuntamiento de
Barcelona[5],
se produce un efecto de desideologización de de la práctica, de falta de pensamiento crítico, de marco
teórico. En consecuencia se sustituye el
pensar por el actuar: la tramitación de recursos, los actos de
derivación (a menudo pasaje al acto cuando no se soporta la angustia de
la incertidumbre o el horror que acompañan algunas vidas) sostenidos en la
lógica del protocolo y el sentido común de los profesionales, que es el menos
común de todos.
Nos encontramos ante un
sujeto atrapado en las garras del control del las instituciones y un
profesional atrapado en la rutina del protocolo y en el paradigma
problema-solución.
EL LUGAR DEL SUJETO
Según Illiouz existe
una paradoja contemporánea sobre el sujeto en el que se le percibe al mismo
tiempo como una víctima de las
circunstancias sociales y como un único actor y autor de su propia vida.
(236;2010). El cambio llevado a cabo por uno mismo es quizá la fuente principal
de valor moral contemporáneo. La narrativa social explota simultáneamente al
sujeto como un usuario (que necesita ser atendido y manejado) y como un
consumidor (que posee control sobre sus acciones) Al mismo tiempo que el propio
sistema de atención le des responsabiliza y le culpa de sus acciones. En SSB es
habitual “disponer”” al sujeto de recursos a la carta para atender sus
necesidades (eludiendo su responsabilidad) y al mismo tiempo “castigar” su
falta de capacidad de respuesta ante situaciones esperadas.
Lo que ordena como
referencia para trabajar con el sujeto de los SSB, es su capacidad de controlar
las emociones, de dominar las reglas de comunicación, responder a los mandatos
adecuadamente… Podemos tomar la idea de Merieu[6] sobre la intervención como lógica de
transformación del sujeto, se impone la necesidad de moldear según un ideal.
Vemos como se impone la lógica del control por encima de otras posibilidades.
Según Foucault, El poder y su necesidad de control se entrelaza
en el tejido social a través de LA CONFESIÓN. En los SSB el sujeto confiesa
sus problemas, sus verdades, su historia…. Las historias privadas se
hacen públicas bajo el supuesto de la cultura de los derechos; el sufrimiento
privado se hace público y debe ser públicamente reconocido y remediado. Un
sujeto victimizado por el propio dispositivo. El sujeto se sustrae de si mismo
para exigir a otro que repare lo que le hace ser sufriente. La condición de víctima
toma el valor de una identidad. La narrativa del discurso social nos llama a
mejorar nuestras vidas prestando atención a nuestras deficiencias, nuestro
sufrimiento y nuestras disfunciones.
El profesional corre hacia la búsqueda de
soluciones….. atrapado en paradigma problema-solución.
Escuchamos en los
pasillos “miente “, “es negligente”, “no es capaz”…Afirmaciones que basculan
entre lo que esperamos del sujeto ideal y la realidad que éste manifiesta. La
representación de lo que debería ser
nos cierra el paso, emerge como sólida barrera contra la que empujamos
para seguir el camino que habíamos trazado, ¿no cabe la posibilidad de pensar
otros caminos? No debería importar tanto la llegada, como las decisiones y
construcciones que vamos haciendo en el recorrido.
Trabajar con el ideal
de lo que debería ser el sujeto, nos impide trabajar con lo que está, pero que
se manifiesta discretamente, seguramente porque no encuentra el espacio para
expresarse en un lugar en que las miradas se dirigen a señalar la dificultad, el problema, el déficit…Trabajar
con los posibles (potencialidades o posibilidades..) nos da una pista para
pensar en el trabajo educativo. Llevar a los sujetos a las cuotas de
normalidad que nosotros representamos en nuestra escala de valores impide
trabajar a partir de su subjetividad y abocarnos a un doble fracaso, el del
propio sujeto y el de nuestras intenciones frustradas, y lo que es peor,
vincularlos a lugares en los que a menudo se fija una identidad negativa. P.Ej:
sujetos con problemas de salud
mental que no encuentran un lugar identitario positivo en las
instituciones para alojarse; UCA, UEE, Centro de Menores… …”lugares de
encierro que lo encasillan en estigmas como “loco”,”delincuente”,”tonto”.
Su lugar identitario positivo se sitúa en los márgenes que lo alojan sin
atributos estigmatizantes; casa okupa, la
plaza de los indignados, expresiones artísticas de la calle... Adquieren
una identidad ligada a la transgresión, la rebeldía , la oposición… [7]que para
el sujeto no es estigmatizante, sinó que cobra un valor social diferente.
Sujetos en lugar de esquina, un lugar de esquina es un lugar donde alguien que
no tiene lugar en las instituciones se puede alojar y producir algo positivo.
Lugar de refugio ante la fatalidad del destino.[8]
El psicoanálisis habla
de que el analista debe dejarse orientar por el paciente, el educador debe
dejarse orientar por el sujeto, como primera condición para LA GENERACIÓN DE CONTEXTOS EDUCATIVOS. No se
trata de imaginar un procedimiento que nos permita mostrar el camino de lo
educativo en el contexto de los SSB, se trata de que el propio acto de pensar
lo educativo sea una creación que amplíe y posibilite otras formas de relación,
que tensione las certezas como espacios que clausuran las preguntas; “los
chicos en riesgo”, “las familias negligentes”…son situaciones que nos deben
permitir PENSARLAS antes de CATEGORIZARLAS, explicarlas en las coordenadas de
los supuestos. En una realidad que resulta (hasta el momento de pensarla)
intolerable, indescifrable…lo que interesa al trabajo educativo es la
diversidad de los modos de pensar las situaciones, no para describirlas y
clasificarlas.
Hacer una hipótesis
fértil[9]-
Trabajar con hipótesis; leer las escenas
como un signo. No reducir las conductas de los sujetos desde la lógica de
un problema a extinguir y centrarnos únicamente en una
intervención desde el paradigma problema-solución. CREAR CONTEXTOS que permitan que algún anudamiento diferente se pueda producir en la relación del sujeto
con el mundo. Provocar que se produzca algo del acontecimiento, la experiencia[10], a
partir de un encuentro, cuando algo pasa algo se modifica. Marcelo Morales,
siguiendo las enseñanzas de Dewey
toma la experiencia como una vivencia que se torna experiencia en la medida en
que se aprende de la misma. La experiencia es conocimiento en tanto supone
cierta organización, la posibilidad de servir para futuras acciones y/o
decisiones.
La vivencia deviene educativa al transformarse en
experiencia.
En el trabajo educativo es necesarios generar un lugar
de esquina, no para que el sujeto se esconda sino para que pueda encontrar un
lugar en el que alojar su deseo.
Partir de ella
para tender puentes y generar contextos educativos
La frontera como
espacio educativo nos invita a promover desde una intencionalidad, a generar
puentes entre esos espacios propios y nuestros proyectos educativos.[11]
En definitiva implica asumir lo que la
educación tiene de incógnita, aventura creativa. La aventura de educar que permite al profesional romper con la
rutina aburrida de la práctica que borra las diferencias, lo singular de cada
encuentro…como única posibilidad de trabajar contra el aplastamiento del deseo
del profesional.
[4]ILLOUZ, E(2008); la salvación del alma moderna. Ed. Katz. EL aumento de la visión terapéutica del
mundo es un signo de un declive de un dominio autónomo de la cultura y de los
valores por parte de los sujetos. Podemos hablar de cómo en la época actual la
narrativa del discurso social que opera en los SSB se inscribe en la mismas
coordenadas. Según Illiouz, las lógicas terapéuticas que ponen la mirada del yo
en primer plano se fundamentan en los siguientes supuestos;
1.
El intervencionismo del estado.
2.
La privatización de la vida causada por la organización social del capitalismo.
3.
La burocratización
4.
La sociedad del riesgo
5.
El cultivo de la vulnerabilidad del yo
[6] MEIRIEU,PH(1998);
“Frankenstein Educador”
[7] Ver
capítulo de Asun Pié(2012) “Diálogos
entre juventud y locura” En, Pensar, mirar, exponerse. Coord. Garcia molina.
[8]
Morales y Arias (2005)“En la esquina. Trampas y desafíos”. Uruguay.
[10] INTRODUCIR UN ESPACIO PARA LA EXPERIENCIA. La
educación ha posibilitar un viraje que permita que el bagaje simbólico del
joven se pueda apoyar en algún intercambio (Sauvagnat, 2004). La educación
tiene que situar al joven en el escenario de sus deseos y posibilitar el
intercambio. Apropiarse, participar, fijar algo en la fluidez. Los espacios de tránsito no pueden ser
lugares de referencia. Los lugares de la educación social se mueven en
territorios difusos, escenarios diversos y plurales, en los bordes (ver
módulo3) ¿Cómo identificar lugares y recortar en ellos oportunidades
educativas?
[11]
Morales y Arias (2005)“En la esquina. Trampas y desafíos”. Uruguay.
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