por Guillermo Elizalde
El educador social, un animal de
cuatro patas: son cuatro patas las que sostienen a un educador social en su trabajo:
1- la
formación, esta debe ser permanente y de buena calidad
2- el equipo educativo
2- el equipo educativo
3- el
proyecto educativo de centro, es fundamental como herramienta de trabajo, como
marco dentro del cual movernos, como guía de nuestro accionar.
4- lo
personal, el equilibrio, el bienestar personal del educador, resulta
fundamental, ya que resulta indiscutible que esto se trasluce en su trabajo.En la sesión analizaremos en contenido de la película “El método”, de Marcelo Piñeyro. Sugerimos que la podáis ver previamente.
Desafíos propuestos para la sesión:
· MANTENER
UNA POSICIÓN DE INSUMISÍON FRENTE A LÓGICAS INSTITUCIONALES QUE DESDIBUJAN AL
SUJETO.
· RECUPERAR
EL ESPACIO EDUCATIVO COMO LUGAR DE ENCUENTRO Y PRODUCCIÓN. ESTABLECER
VÍNCULOS QUE PUEDAN FUNCIONAR COMO ANCLAJES
· PROMOVER
LAS RELACIONES ENTE SUJETOS-SUJETOS, SUJETOS - INSTITUCIONES en el sentido de
que cada uno modifique algo de lo suyo para entrar en relación.
· PREGUNTARNOS
QUÉ CONDICIONES FAVORECEN LA PERMANENCIA EN LOS LUGARES DE TRABAJO. Qué es lo
que hace sostener el malestar?
Relación educativa:
que hacer, como posicionarse frente al sujeto de la educación, como sabemos más
allá de nuestro discurso, si lo estamos viendo como sujeto o todo lo contrario,
lo vemos como un objeto, al que definimos, etiquetamos y por consiguiente nos
sentimos con la autoridad de determinar cuál va a ser su futuro.
En una relación
educativa están en juego muchas cosas y todas ellas van a condicionar su
funcionamiento, su futuro. ¿Pero cuál debe ser nuestra postura? ¿Debemos
cambiarla dependiendo de a quien tengamos delante? En lo personal creo que no,
que si bien es cierto que no hay dos relaciones educativas iguales, esto no se
debe a que nosotros cambiemos la forma en la que nos posicionamos, sino que se
debe a que en la relación participan al menos dos personas y solo una de ellas
(nosotros) somos la misma, al otra, no y por lo tanto eso provoca un cambio, ya
que la mitad de esta relación es diferente. Ahora bien, esto no significa que hagamos
siempre lo mismo, porque de hacerlo, no estaríamos teniendo una mirada de
sujeto, no estaríamos contemplando sus particularidades. Por lo tanto, en una
relación educativa, nuestra postura debe partir de una base común, la de ver al
otro como sujeto, con todo lo que ello implica, S.Kartsz dijo en un seminario
de INSERCOOP que el ver al otro como sujeto, implica necesariamente que no
sabemos lo que quiere. Deberíamos preguntarnos esto, a ver hasta dónde, no nos
estamos haciendo trampas con el discurso y en realidad lo estamos viendo como
un objeto. Entonces, en la relación educativa, veremos al otro como un sujeto,
contemplaremos sus particularidades, hay una definición de igualdad que dice
“trátame diferente, siempre y cuando la diferencia no me inferiorice. Trátame
igual, siempre y cuando la igualdad no me descaracterice” A.Roa Bastos escritor
guaraní.
La otredad, según
Freire: Según nos decía el pedagogo brasileño, nos construimos a partir del
reflejo que vemos en los otros, de nosotros. Eso que nos transmiten (en su
mayoría de forma inconsciente) de cómo nos ven.
Esta otredad, en un
trabajo, en un equipo de trabajo opera de forma bidireccional. El sujeto nuevo
en el equipo, recibe algo del equipo y es a partir de ahí que comienza a
construirse como “uno más del equipo” una parte de ese todo, que forma el
equipo educativo. Pero el equipo, también se forma, se transforma, a partir de
lo que el nuevo integrante le muestra. Debe hacerlo, para dar la bienvenida al
nuevo integrante.
Lo hace,
irremediablemente, al sentirse cuestionado, puesto en jaque por nuevos o no tan
nuevos cuestionamientos, que trae consigo, el nuevo integrante del equipo. Se
siente amenazado por el inmigrante, el nuevo, la incógnita que significa el
sujeto recién llegado.
La subjetividad: Aquí
también, nos encontramos o se encuentran, dos subjetividades. Por un lado, la
del sujeto y por otro, la del equipo, que como entidad, tiene su propia
subjetividad.
La subjetividad del
equipo, puede verse doblemente afectada, en primer término (el orden en que los
presento no implica nivel de importancia, es totalmente aleatorio) por la
llegada de alguien nuevo, desconocido, cargado con sus propios conocimientos y
experiencias. En segundo lugar, porque la llegada de alguien nuevo, puede
deberse a que alguien haya salido del equipo, con todo lo que ello significa.
Un equipo de trabajo es más que la suma de sus partes y el hecho de perder una
de ellas o cambiarlas, implica necesariamente que el equipo cambiara y
dependerá de su madurez, de la madurez de cada uno de sus integrantes, de la
coordinación, que pueda asumir estos cambios y transformarlos en algo positivo.
Por otro lado, está en
juego la subjetividad del nuevo integrante, todo lo que trae consigo y como
esto será afectado por el equipo.
Ambas subjetividades,
la del equipo y la del sujeto, son inacabadas, están en continua construcción y
es a partir de entender esto, que podrán contribuir a aceptarse mutuamente, a
entenderse, siendo conscientes, que siempre habrá algo del otro que no sabrán,
algo del otro, que podrá sorprenderlos y darle lugar a esa sorpresa.
Los limites
institucionales: esos límites reales a los que nos enfrentamos cada día en
nuestra tarea. Límites económicos, políticos, legales, BURROCRATICOS.
Violeta Nuñez, hablaba
en la Sesion Clinica de Barcelona, del serpenteo para no caer en las grietas.
Me voy a permitir el atrevimiento de contradecirla, por lo menos un poquito,
creo que el serpenteo, debe ser por las grietas de la institución, para evitar
que sus paredes nos opriman, borren nuestra subjetividad. Debemos aprovechar
esas grietas y meternos en ellas, ampliarlas, valernos de las contradicciones
que tiene el sistema hegemónico, para lograr ponerlo en cuestión, desnudar su
ineficacia.
El educador social, un
animal de cuatro patas: son cuatro patas las que sostienen a un educador social
en su trabajo:
1- la formación, esta
debe ser permanente y de buena calidad
2- el equipo
educativo, es necesario que por lo menos se logre trabajar en equipo y si se
logra formar un verdadero equipo de trabajo, entonces mejor aún.
3- el proyecto
educativo de centro, es fundamental como herramienta de trabajo, como marco
dentro del cual movernos, como guía de nuestro accionar.
4- lo personal, el
equilibrio, el bienestar personal del educador, resulta fundamental, ya que
resulta indiscutible que esto se trasluce en su trabajo,
Claro está, que es
casi imposible encontrarse con que las cuatro patas funcionen a la
perfección y esto no está mal, a mi entender, el ideal de las cosas, es solo
eso, un estado ideal, algo que nos sirve de guía, de horizonte hacia el cual
caminar, un escalera en la que siempre estaremos a medio camino. Esto resulta
fundamental si partimos de la concepción de que todo se puede mejorar siempre y
que para mejorar es necesario cambiar. Si por un momento creyéramos que hemos
llegado a ese estado ideal, entonces nos estaríamos resignando a que lo único
que nos queda es empeorar.
La responsabilidad:
Josep Ramoneda, en el texto "Miedo a la responsabilidad" nos muestra
cual puede ser la consecuencia del miedo a la toma de decisiones y
como se puede justificar esta postura, si se quiere, cómoda, que deja en
manos de quien manda, el poder de decidir y se acomoda en simplemente ser un
ejecutor de ordenes. Pero que sucede cuando este miedo es generado y alimentado
por parte de quien lleva el mando? Para que nos podamos sentir bien en un
trabajo y podamos sobrellevar las "imperfecciones" del centro,
proyecto, etc, que son propias de la realidad (no existe el lugar ideal, el centro
donde todo sea perfecto, esto solo es un ideal, al que debemos apuntar,
ponernos como horizonte, para ir mejorando continuamente), se hace necesario
que no le tengamos miedo a la toma de decisiones, a hacer aportes, que el
equipo tomara y evaluara si poner o no en practica o si se han de hacer
modificaciones. Pero es tarea del equipo, lograr que sus integrantes no sientan
ese miedo a la responsabilidad.
“Aunque creamos estar
bien, no debemos estancarnos, tenemos que continuar pensando y repensando en
nuevas formas de hacer las cosas, para poder hacerlas mejor. En el momento que
decidamos no cambiar, lo único que tendremos seguro, es que las cosas
comenzaran a empeorar” Julio Melgar.
La puerta abierta: más
allá de sostener el malestar, debemos tener claro que la puerta está abierta y
que quizás este no es nuestro lugar, siempre puede uno decidir irse.
Es importante no caer
en la red de la buena voluntad. Cuando uno comienza sentirse mal en un trabajo
y la balanza se desequilibra hacia lo negativo, esto nos afecta y se nota en
nuestro accionar, lo transmitimos a los sujetos con los que trabajamos y
multiplicamos la sensación de que está bien seguir a pesar de no estar de
acuerdo. Permitimos que se borre nuestra subjetividad.
Mi reflexión (Mireia) no está basada en ámbitos específicamente educativos ya que de hecho, para mi, cualquier ámbito de trabajo es socioeducativo (o debería serlo), crecemos y maduramos a lo largo de toda la vida, y además, en cualquier entorno de trabajo se necesitan las 4 patas de las que nos hablas (formación, equipo, proyecto y el cuidado de lo personal). Basándome pues en la película, y siguiendo tu planteamiento de que a veces hay que decidir irse, me ha venido a la mente Agamben y su estado de excepción:
ResponEliminaCuando finaliza la película las imágenes nos sugieren que se ha declarado un estado de excepción (Agamben) eso me hace pensar en que es una manera que tiene el autor de demostrarnos que lo que ha tenido lugar en esa sala pertenece a la nuda vida, es decir, sujetos que han sido tratados como objetos de experimentación, pudiendo ser aniquilados (moralmente) sin que esto entre en la esfera de lo punible (Agamben).
Una vez planteado el juego al que han de someterse, alguien habla de abandonar, y realmente hubiera sido lo más... ético?, opino que no todo vale, no todo es negociable, no todo es justificable... pero los protagonistas de esta historia se prestan a participar en un juego de competitividad extremo en el que el objetivo es descalificarse/ aniquilarse los unos a los otros, de tal manera que dentro de esa sala, donde todo esta permitido, de hecho lo que podemos observar, es que todos ellos terminan perdiendo el norte (una se presta a hacer la función de recipiente-consolador, el otro de abusar del poder que se le otorgue, al otro le da por la delación...).
Al intentar aniquilar a los otros, solo consiguen aniquilarse a sí mismos, sus armas contra sus oponentes se vuelven finalmente contra ellos mismos.
Lo más gracioso del caso es que, por lo menos como espectadores, en ningún momento tenemos claro cual es el trabajo/encargo que se le encomendará a aquel que demuestre, al precio que sea, que és el más válido, el mejor, para ejercer ese puesto de trabajo... pero la pregunta sería: ¿el mejor en qué? ¿el mejor para qué?
¿Qué trabajo/encargo nos puede encomendar una empresa que miente y se aprovecha sin ningún tipo de miramiento de los candidatos? ¿que se puede esperar de una empresa que espera que renuncies a tus principios y a tu vida privada?
Francamente nada bueno. A partir de aquí, cada uno que deje echar a volar su imaginación...
Mireia Pedrocchi.